martes, 12 de abril de 2011

El ideal desde el otro lado

Es curioso ese fenómeno de reconocimiento, cuando alguien enuncia una característica que es evidente en el interlocutor y este niega poseerla. Se sorprende de lo que le han dicho, del lugar en donde lo han ubicado, sin embargo no ha hecho mas que posicionarse allí ¿Será ese un fenómeno inconsciente de situarse que es develado por otro y no solo resulta ajeno, sino repulsivo? ¿por que habríamos de comportarnos de una forma que repudiamos? Una vez hecho el reconocimiento se produce una negación de él y una posterior represión. El momento en que se niega es doloroso, pues el interlocutor intuye que hay algo de verdad en esa etiqueta que le han puesto. Pero no se resigna a eso que es evidente. Trata de huir de ese modo de ser, actuando del modo contrario, pero lo tragicómico es que así nunca estuvo tan cerca de esa cualidad de la cual escapa. Es un muy mal actor.

Una solución sería dejar de ver a la persona que lo ha etiquetado así e interactuar con personas que lo consideren como a el le gustaría, como su ideal. Esto evidentemente no funciona, hay algo que aleja a este personaje de esas personas y las acerca a las que lo denominan como a él no le gusta. Todo porque en el fondo les admira. Hay un fenómeno de acercarse al ideal del yo, pero no poseyéndolo, si no expectándolo del otro ¿Por qué del otro lado y no por él mismo? Esas son razones inconscientes que varían en cada individuo. Podrían tener que ver con el pudor en algunos casos, con el autoboicot neurótico en otros, con la incapacidad de tener el poder o detentar autoridad, etc.

Uno no quiere saber nada de la posición donde se encuentra.

Palabras que habitan

Uno esta compuesto de palabras de lo habitan. No se puede definir la posición de uno en el mundo por una sola palabra. Existen mínimo 10 palabras que te habitan, palabras que te significan. Cada una de esas palabras lo habita a uno desde que le fueron dichas, pero como palabras olvidadas, aisladas del tiempo y espacio. Uno no “sabe” que le habitan, pero lo demuestra, de un modo u otro. La mayoría de estas palabras fueron dichas por otros significativos. Con significativo me dirijo a dos acepciones del término, la de alguien importante y la de alguien que tiene la función de significarte en el mundo. Así con lo imaginario y lo simbólico. La acepción real de esto es que las palabras te han habitado, pero no te abarcan. El lenguaje nunca nos representará cómodamente. Siempre habrá una brecha, una distancia cualitativa.